Después de Darío, aparecieron varios, que no por gusto propio, eran considerados "imitadores", el problema es que era muy difícil escapar de la sombra del Príncipe de las Letras Castellanas. sin embargo, surgieron hombres cuyas capacidades fueron tan grandes como para implementar y personalizar su manera de escribir, hablo de los llamados Grandes después de Darío, Azarías H. Pallais, Alfonso Cortés y Salomón de la Selva, cuya poesia cautivó la atención de todo el mundo.
A continuación un poco de la grandeza de estos Grandes...
Entierro de pobre
Azarías H. Pallais
Entierro de pobre, ya sabes, amigo.
No quiero que vengan los otros, conmigo.
Los otros, aquellos del otro camino,
los que me dijeron: es agua tu vino.
Los que sacudieron mi rama florida
Para tejer burlas, en charla subida.
Entierro de pobre, ya sabes, amigo,
sin flores horribles de trapo, contigo,
Y mis cuatro hermanos bellos, silenciosos,
sin esa etiqueta, sin esos curiosos,
Sin los obligados que dicen: debía
venir al entierro y en charla vacía,
Prosiguen narrando su gracioso cuento.
Entierro de pobre. Mi acompañamiento
Será de unos pocos. La misa temprano,
de aquel Padre Valle, canto gregoriano.
En iglesia pobre y un solo cantor:
misa verdadera de Nuestro Señor.
También te suplico, me libres, hermano,
del insulto magno. Al diario profano,
Que a diario blasfema, dile, que no es cierto,
que quién le ha contado que me hubiese muerto
Que estoy bueno y sano y así no dirán
sus majaderías de parrampamplán:
Noble, generoso, digno, caballero,
ciudadano probo, patriota sincero,
De firme carácter, hombre superior...:
y otros disparates del mismo color.
Acuérdate hermano de todos aquellos
versos de mis libros, silenciosos, bellos.
Del «Agua Encantada», de estos mis «Caminos»
que son el consuelo de los peregrinos.
De «Espumas y Estrellas», del «Libro Menor»
que a todos encanta por su buen olor.
Entierro de pobre, ya sabes, amigo.
No quiero que vengan los otros conmigo
Ventana
Alfonso Cortes
Un trozo de azul tiene mayor
intensidad que todo el cielo,
yo siento que allí vive, a flor
del éxtasis feliz, mi anhelo.
Un viento de espíritus pasa
muy lejos, desde mi ventana,
dando un aire en que despedaza
su carne una angélical diana.
Y en la alegría de los Gestos,
ebrios de azur, que se derraman...
siento bullir locos pretextos,
que estando aquí !de allá me llaman!